Carrilero#11

Diego Armando Maradona, nacido en Argentina en 1960, es famoso por su increíble habilidad con el balón y su controvertida vida personal. Maradona llevó a Argentina a la victoria en la Copa del Mundo de 1986, donde anotó dos de los goles más famosos de la historia: “La Mano de Dios” y “El Gol del Siglo”. Su influencia en el fútbol es incalculable, siendo una figura adorada y polémica a la vez. 

Giuseppe Meazza, delantero italiano de las décadas de 1930 y 1940, es una leyenda del fútbol italiano que a menudo no recibe la atención que merece fuera de Italia. Meazza, conocido por su habilidad para anotar goles y su técnica depurada, fue una estrella en el Inter de Milán y la selección italiana, ayudando a ganar dos Mundiales en 1934 y 1938. 

George Best, nacido en Belfast en 1946, fue uno de los primeros grandes íconos del fútbol moderno. Conocido por su increíble talento y estilo de vida extravagante, Best fue la estrella del Manchester United en los años 60, ganando la Copa de Europa en 1968 y el Balón de Oro ese mismo año. A pesar de su corta carrera, Best dejó un legado como uno de los jugadores más talentosos y carismáticos de la historia. 

Marino Uriel Hestfuz fue un futbolista español que jugó como extremo en el Atlético de Madrid durante la década de los 70. Comenzó en equipos semiprofesionales antes de unirse al filial del Atlético, y en 1969, bajo el mando de Marcel Domingo, debutó en el primer equipo gracias a su velocidad, ideal para el estilo de contragolpe del entrenador. Aunque inicialmente tuvo un papel secundario, con el tiempo se consolidó como un recurso valioso, contribuyendo a la conquista del título de Liga y a otros éxitos del club. En la temporada 1975/76, Luis Aragonés lo reposicionó para aprovechar mejor su velocidad, anticipando el papel de los carrileros modernos. Aunque fue apodado “El Garrincha de Chamberí” por su estilo de regateo, nunca tuvo una continuidad destacada a lo largo de su carrera. 

Matthias Sindelar, apodado “El Mozart del Fútbol”, fue uno de los futbolistas más talentosos y elegantes de su tiempo. Aunque no es tan conocido fuera de Austria, su legado sigue vivo como uno de los mejores jugadores de la historia, no solo por su habilidad en el campo, sino también por su valentía y su trágica muerte en circunstancias misteriosas. 

Zinedine Zidane, nacido en Marsella en 1972, es considerado uno de los mejores mediocampistas de todos los tiempos. Con una técnica sublime y una gran visión de juego, Zidane lideró a Francia a la victoria en la Copa del Mundo de 1998 y la Eurocopa de 2000. Su gol de volea en la final de la Liga de Campeones de 2002 con el Real Madrid es uno de los momentos más memorables de la historia del fútbol. 

Lev Yashin, nacido en Moscú en 1929, es el único portero que ha ganado el Balón de Oro (1963). Conocido como “La Araña Negra”, Yashin revolucionó el papel del portero, destacándose por sus increíbles reflejos, su capacidad para detener penales y su influencia en la organización de la defensa. Su legado como el mejor portero de la historia sigue vivo. 

Paolo Maldini, nacido en Milán en 1968, es sinónimo de lealtad y excelencia defensiva. Maldini pasó toda su carrera en el AC Milan, ganando múltiples títulos nacionales e internacionales, incluyendo cinco Ligas de Campeones. Su longevidad, consistencia y liderazgo en la defensa lo convirtieron en uno de los mejores defensores de todos los tiempos. 

Manuel Francisco dos Santos, conocido como Garrincha, es considerado uno de los mejores extremos derechos de la historia del fútbol. A pesar de una vida llena de dificultades y un cuerpo que parecía inadecuado para el deporte, Garrincha deslumbró al mundo con su habilidad única para driblar y su espíritu indomable en el campo. Su historia es una mezcla de alegría y tragedia, que lo convirtió en un ícono inolvidable del fútbol brasileño. 

Emilio Butragueño, conocido por su papel como delantero en el Real Madrid durante los años 80, es una figura legendaria, pero su contribución a veces se subestima en comparación con otros jugadores de la “Quinta del Buitre”. Su habilidad para marcar goles decisivos y su influencia en el ataque del Madrid fueron cruciales para los éxitos del equipo, aunque su nombre no siempre recibe la atención que merece en el panorama del fútbol. 

Kiko Narváez, delantero del Atlético de Madrid durante los años 90, fue un goleador prolífico que a menudo pasó desapercibido en comparación con otros delanteros de su época. Su capacidad para encontrar la red y su habilidad en el área fueron esenciales para el éxito del Atlético, pero su nombre no siempre fue destacado en la conversación sobre los grandes delanteros de la liga. 

Daniel Passarella, defensa argentino, fue un líder en la selección argentina y en el River Plate durante los años 70. Conocido por su capacidad para marcar goles en jugadas de estrategia y su fuerte presencia en la defensa, Passarella fue una figura clave en el equipo que ganó el Mundial de 1978. Aunque su nombre es reconocido en Argentina, su impacto en el fútbol internacional a menudo pasa desapercibido. 

György Sárosi, delantero húngaro que brilló en la década de 1930, fue conocido por su técnica y habilidad en el área. Parte del legendario equipo húngaro conocido como “los Magiares Mágicos”, Sárosi fue una figura clave en la ofensiva, pero su legado es a menudo eclipsado por otros jugadores contemporáneos como Ferenc Puskás, a pesar de su gran impacto en el fútbol europeo. 

Eric Cantona, delantero francés conocido por su actitud controvertida y su estilo de juego innovador, tuvo un impacto duradero en el Manchester United durante los años 90. Cantona fue fundamental en la transformación del equipo en una fuerza dominante en la Premier League. Aunque su personalidad a menudo opacó su habilidad, su influencia en el juego fue profunda y duradera. 

József Bozsik, conocido como “El Capitán”, fue un mediocampista clave en el equipo húngaro de la década de 1950. Parte de la famosa “Equipo de Oro” de Hungría, Bozsik era el cerebro del equipo, con una visión y precisión excepcionales. Aunque su nombre no es tan conocido como el de Puskás, su contribución al fútbol húngaro y europeo fue fundamental.